En el primer año de vigencia de la emergencia pesquera en el Golfo San Matías “las capturas comerciales de merluza común han estado conformadas principalmente por ejemplares juveniles (0, 1 y 2) y de clases de edad intermedias (3 y 4), en tanto, las capturas incidentales y el descarte en peso de merluza en la pesquería de langostino, han alcanzado valores máximos históricos en torno a un cuarenta y dos por ciento (42%) promedio en 2023”, dice un lapidario informe que fue usado por el gobierno de Alberto Weretilneck para fundamentar la prórroga de la emergencia.

El Decreto N° 551/24 detalla en los considerandos, los fundamentos para extender por un año la declaración de emergencia, pero pone el desnudo con claridad meridiana el fracaso que ha significado el primer año, ya que lejos de recuperarse la biomasa del recurso, se pescaron tallas juveniles muy por encima que años anteriores que provocaron la emergencia.

La información técnica que sustenta la prórroga deja en evidencia los errores en las medidas de administración de la emergencia por parte de la Subsecretaría de Pesca de Río Negro que dirige Jessica Ressler.

El informe técnico N° 08/2024 denominado “Composición de las capturas y estimaciones del descarte en la pesquería de arrastre del Golfo San Matías, 2017-2023”, derivada del Programa de Observadores Pesqueros (POP) del Centro de Investigación Aplicada y Transferencia Tecnológica en Recursos Marinos Almirante Storni (CIMAS) afirma en forma categórica entre sus conclusiones: “Que de mantenerse en el tiempo este actual patrón de explotación y tales niveles de descarte pesquero, ya sea por la pesca dirigida a dicha especie o por la captura incidental de la pesca dirigida a langostino, la población de merluza común (Merluccius hubbsi) del Golfo San Matías se verá afectada en términos de su sustentabilidad biológica, lo que podría conducir al colapso de la pesquería y del sector social dependiente de la misma”.

Ante la alarmante situación, en el Decreto N° 551/24 publicado esta semana se adoptan “restricciones a la capacidad pesquera, al esfuerzo efectivo de pesca y a las capturas”. Es decir, un año después de declarada la emergencia pesquera, periodo en el cuál se pescaron niveles históricos de ‘by catch’, recién se toman medidas.

Los barcos con permisos para merluza “podrán desembarcar en conjunto hasta un máximo del 75% del valor promedio de los desembarcos totales anuales de merluza común (Merluccius hubbsi) declarados para los años 2021, 2022 y 2023 inclusive”, dice el decreto que firma Weretilneck junto a su ministro de Desarrollo Económico y Productivo, Carlos Banacloy.

En tanto, los buques con permisos para pescar langostino “mediante redes de arrastre podrán despachar a la pesca hasta un máximo de 90 salidas anuales las que podrán hacerse efectivas en temporadas de pesca habilitadas por la autoridad de aplicación”.

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