Juan Carlos Civitareale es un histórico pescador artesanal de Puerto Rawson y propietario de la planta de procesamiento Pesquera Bahía Engaño, un emprendimiento familiar que emplea mano de obra local y da sustento a setenta familias.

Transcurrido el primer mes de la temporada de langostino en aguas de Chubut, un primer balance da positivo en cuanto a capturas y estado biológico del recurso, pero los precios están en niveles inferiores a los del año pasado lo que trastoca toda la ecuación del negocio pesquero, afectando desde las empresas grandes hasta las pymes.

“En total tenemos unas setenta personas, entre la línea productiva, envasadoras, congelado, peones, descarga, limpieza y seguridad. La planta la abastecemos con nuestro barco el Don Civita y le estamos comprando materia prima al BP Nunca te detengas Pachaca”, explicó a PARTE DE PESCA.

“Al no tener materia prima suficiente con nuestro barco tenemos que salir a comprar pescado para mantener la productividad de la planta, pero con los valores actuales la situación está muy complicada”, admite el pescador capitalino. “Entre el precio que tenemos que comprar y el precio que se paga por el producto terminado, hoy el margen es muy chico”, manifestó al dar cuenta de lo fino que está la ecuación del negocio pesquero en toda la cadena productiva.

El barco artesanal Don Civita carga unos 480 cajones, con lo que para mantener la planta de procesamiento activa se deben abastecer de langostino de otras embarcaciones. “Estamos comprando entre 500 y 600 cajones para que la planta esté produciendo y sostener las fuentes laborales”, precisó Juan Carlos Civitareale.

“La planta es pura inversión familiar, ni siquiera un crédito pudimos tener. Debimos desprendernos de inmuebles familiares para poder invertir y ponerla en marcha. Hoy está funcionando y trabajamos día a día para mantenerla activa. Siempre esperando de algún gesto político de las autoridades a ver si nos brindan la posibilidad de acceder a una cuota de materia prima o un permiso de pesca artesanal, ya que tenemos el barquito ‘17 de Octubre’ parado y sin actividad”, contó el pescador de Rawson.

“La cuestión económica de la pesca en general está complicada, hay un dólar congelado, tenemos insumos y servicios que subieron con la inflación y los precios de los mercados siguen bajos”, sintetizó.

En cuanto al destino de la producción de la planta de procesamiento Bahía Engaño, Civitareale indicó que se está exportando a Perú, Tailandia e Indonesia para reproceso. Y esperan esta temporada cerrar una comercialización a la Unión Europea.

“Ahora nos están pidiendo 2 kilos de cola uno (C1), en bloque por 5 kilos cola 2 (C2) y cola rota. El año pasado hicimos C2 y C1 por 2 kilos”, detalló al tiempo de sostener que “nos gustaría proyectar un valor agregado, pero con los costos actuales es muy complejo”, reconoció.

Por otro lado, dijo que más allá de la temporada de langostino, hay otros recursos para explotar como la merluza o la anchoíta para poder trabajarlas en la planta, pero al analizar la estructura de costos de producción, hoy no es rentable. “El mercado es el que manda. Podemos hacer productos, pero el mercado es el que te fija el precio. Hoy la temporada va muy bien en cuanto a capturas. Se está pescando muy bien, pero los números están muy finitos. Langostino hay, pero los precios de los mercados no acompañan”, resumió el pescador artesanal y propietario de una pequeña planta pesquera emplazada en Puerto Rawson.

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