Juan Manuel Bosch se estaría haciendo los rulos, según le cuenta a propios y extraños, en caso que el libertario Javier Milei se imponga en los comicios presidenciales y asuma la primera magistratura el próximo 10 de diciembre.
El exsubsecretario de Pesca de la Nación, entre 2017 y 2019, empezó a tejer contactos con empresarios de la actividad, y asegura, a quien quiera oír, que su nombre está en la letra chica, no escrita, del pacto de Acassuso en el que Mauricio Macri y Patricia Bullrich brindaron respaldo ‘incondicional’ al candidato presidencial de La Libertad Avanza.
Bosch les habría contado a empresarios, y hasta miembros del actual Consejo Federal Pesquero, que el macrismo ofrecerá ‘su experiencia’ para que vuelva a recalar en la Subsecretaría de Pesca de la Nación.
Según trascendió en la última semana, Macri ya acercó a los libertarios a Germán Garavano para el área de Justicia, a Guillermo Dietrich para Transporte y tiene a su amigo personal José Torello, junto a Paula Bertol, a cargo del operativo de fiscalización de LLA.
En ese subrepticio esquema de aporte de cuadros técnicos, el macrismo aspiraría controlar dependencias como Yacyretá, la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, y también la Subsecretaría de Pesca.
Durante la presidencia de Mauricio Macri, Juan Manuel Bosch llegó de la mano de Marcos Peña, y estuvo dos años a cargo de la Dirección Nacional de Coordinación Pesquera, donde desmanteló todo el sistema de control y fiscalización, para luego asumir en la Subsecretaría de Pesca en 2017.
Y, en su breve historial por la función pública, protagonizó la escandalosa incorporación de buques de Moscuzza, de más de 40 metros eslora, a la pesquería de langostino, entre otras tantas fechorías.
