Ya se alcanzaron 51 ratificaciones del Tratado de Alta Mar, con 60 entra en vigor. En 18 de junio de 2024, la Argentina firmó el Tratado de Alta Mar junto a un centenar de países, ese fue el paso previo a la ratificación individual, necesaria para que éste entre en vigencia plena.
Para que nuestro país cumpla con la ratificación, es necesario que el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto envíe un proyecto de ley al Congreso de la Nación para que sea tratado y aprobado por ambas cámaras así, una vez finalizado el procedimiento interno, el Poder Ejecutivo podrá depositar el ‘instrumento de adhesión’ ante la ONU.
Milko Schvartzman, encargado de conservación marina del Círculo de Políticas Ambientales, destacó los alcances de la Cumbre de los Océanos de la ONU realizada este mes en Niza y bregó para que Argentina ratifique el tratado al que adhirió hace más de un año.
Sobre el evento llevado a cabo en Francia explicó que “lo que se busca es acelerar todos los procesos de conservación del mar y de uso sostenible, o sea, de explotación responsable. Uno de los temas principales que se trató es la aprobación de un Tratado de Alta Mar, que es para proteger el 43% de la superficie de nuestro planeta, que son todas las aguas internacionales, desde la milla 200 en adelante. Y, Argentina firmó este tratado el año pasado, pero es necesario que lo ratifique”, puntualizó en declaraciones a Radio Continental.
El especialista recordó que en ese evento participaron mandatarios de todo el mundo anunciando la ratificación. “En nuestro país lo que falta es que la Cancillería lo envíe al Congreso, el Congreso lo apruebe y así Argentina se sienta en la mesa de negociaciones sobre el futuro de los océanos a nivel global y no nos quedamos viéndolo por la ventana”, reflexionó Schvartzman.

El representante del Círculo de Políticas Ambientales considera que hay voluntad del gobierno argentino en su ratificación. “Lo que hemos estado hablando en reuniones con Cancillería es que hay voluntad. En todas las áreas del Poder Ejecutivo no hay reparos. Es un acuerdo que nadie puede estar en contra porque lo que hace es proteger el océano, no es que va a prohibir las actividades, sino buscar que sean responsables las actividades”, indicó.
“Esperamos que la Cancillería lo envíe al Congreso para su aprobación”, dijo al tiempo de clarificar que este tratado no incluye, implícitamente, a la pesca ilegal, “pero sí tiene impacto sobre esas actividades en la misa 201, o sea, ayudaría a luchar contra la pesca ilegal, no es un acuerdo específico de pesca, sino que es un acuerdo sobre muchos aspectos que tienen que ver con las aguas internacionales”, precisó.
Milko Schvartzman aprovechó para señalar que “igualmente hay otros acuerdos que también están cajoneados, como por ejemplo el acuerdo que prohíbe los subsidios a la pesca ilegal. Argentina es una de las principales víctimas de la pesca ilegal, y este acuerdo ya lo aprobó el Congreso, o sea, está más adelantado que el Tratado de Alta Mar. El acuerdo de subsidios a la pesca ilegal; solo tiene que levantar el tubo la Cancillería y avisarle a las Naciones Unidas que lo ratificamos. Este es otro acuerdo, y es un ejemplo más, de cómo nuestro país ha venido quedando relegado de las decisiones globales de los océanos, y eso nos ha estado afectando, o sea, no estamos frenando la pesca ilegal, estamos simplemente corriendo atrás de los barcos que no se nos metan, pero no estamos luchando contra esas actividades, ni teniendo un impacto sobre esa flota, si Argentina aprueba el tratado de Alta Mar, el tratado de los subsidios a la pesca ilegal va a lograr reducir esa flota pesquera que está destruyendo el Atlántico Sur”, describió.
En tanto, consideró que la importancia de la adhesión “no solo por un tema de conservación, sino por un tema económico. La pesca es una actividad importantísima para nuestro país, genera 2.000 millones de dólares al año, más del 90% de la captura pesquera se exporta, genera más de 40.000 empleos directos, entonces, tenemos todo por hacer de parte de nuestro país”, concluyó.