La reunión de ayer en Buenos Aires en el Ministerio de Capital Humano, presidida por la directora Nacional de Relaciones y Regulaciones del Trabajo, Mara Mentoro, entre las cámaras empresariales con el SOMU y el Simape, no registró ningún punto de avance. La etapa administrativa llegó a su fin.

En este expediente donde CAPECA, CAPIP y CEPA propusieron revisar los valores de producción, la cartera laboral no citó a nueva audiencia y solo recomendó: “a las partes a seguir manteniendo un canal de diálogo en forma privada, en un clima de paz social”.

Así, el conflicto entró en un callejón sin salida. El miércoles habrá una audiencia, pero es por otro tema, por la cuestión paritaria de los básicos, tras lo cual, caducará la conciliación obligatoria.

En este estado de cosas, comienza a cobrar fuerza la hipótesis del peor escenario: hay serio riesgo que no haya temporada de pesca de langostino en aguas nacionales en 2025.

La flota y las tripulaciones están inactivas desde la segunda quincena de septiembre de 2024, y a la luz de los acontecimientos, hoy más que nunca hay serio riesgo que este año 2025 no haya temporada de langostino en aguas nacionales.

La conducción del SOMU se ha mostrado intransigente, al punto a negarse a analizar los componentes de la estructura de costos, señalando que no hay crisis, que los convenios no son sujetos a revisión y que no hay nada que hablar.

Sin voluntad de discutir nada, es un diálogo de sordos que no conduce a ningún sitio. Y, a diferencia de otros conflictos, hoy todo el arco empresario -donde todos son fuertemente competidores- mantienen la misma tesitura en cuando a que en las actuales condiciones el barco es una unidad que tiene rentabilidad negativa, por lo que se pierde menos, dejándolo amarrado en muelle que sacarlo a pescar.

No hay ningún apuro por ir a una prospección porque no se ha resuelto ninguno de los problemas de fondo que dejaron al sector langostinero sin rentabilidad. Como nunca antes, marplatenses y patagónicos, congeladores y fresqueros, coinciden en que el ‘negocio está roto’.

En este contexto, el Gobierno nacional ha tenido apenas una intervención administrativa con funcionarios de tercera línea de la cartera laboral. No ha habido, hasta el momento, un involucramiento a nivel político para resolver el problema.

Cierto es, que desde el inicio de la gestión del presidente Javier Milei, el sector pesquero no logró encontrar interlocutores con poder de decisión que se ocuparan de abordar la emergencia en que se iba sumiendo el octavo complejo exportador de Argentina.

La última audiencia en que se trató el planteo de las cámaras pesqueras sobre la reducción de los valores de referencia de producción contó con una nutrida delegación sindical del SOMU. El secretario General Raúl Durdos concurrió con su subsecretario de Pesca, José Valderrama; el secretario de Mar del Plata, Oscar Bravo; el secretario de Puerto Madryn, César Zapata; el secretario de Barranqueras, Osvaldo Soto; el seccional Corrientes, Gonzalo Soto. Y a pedido de gremio de los marineros fueron invitados a participar representantes del Centro de Patrones de Pesca; la Asociación Argentina de Capitanes, el Sindicato de Conductores Navales y el Centro de Jefes y Oficiales Maquinistas Navales.

En la audiencia la parte empresaria ratificó el pedido para readecuar el negocio de la pesca del langostino procesado a bordo, como única alternativa para retomar la actividad en condiciones económicamente viables para todos los involucrados

El SOMU ratificó que no permitirá una baja de salarios por producción. “Es absolutamente falso que el personal embarcado represente el 60% del costo total de la producción, el nivel de temeridad e inverosimilitud de la manifestación vertida. No consentirá la maniobra extorsiva que hoy encarnan las cámaras. Reiteramos que no existe ninguna posibilidad de modificación del CCT vigentes”, expresaron.

A su turno, las cámaras respondieron diciendo que rechazaba categóricamente “las calificaciones propinadas por parte del sector sindical, en particular la calificación de extorsiva, y/o falsedad, y/o inverosimilitud, y/o temeridad material de la documentación presentada. Un criterio de sana lógica indicaría que, en lugar de realidad adjetivaciones de ese tenor, sería razonable abocarse a un análisis profesional y diligente de las cuestiones económicas y laborales planteadas”, señalaron.

Claramente no hubo acuerdo y ya no habrá otra audiencia por este tema. Concluido el encuentro no pasó desapercibida la ‘celebración’ por parte de Durdos y sus secretarios. Celebraron el ‘no acuerdo’ que en términos prácticos significa que la flota seguirá paralizada y en este punto con un riesgo serio que este año no haya temporada en aguas nacionales.

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