Comenzó a transcurrir la segunda semana desde que están abiertas aguas nacionales fuera de la gran veda de merluza para la pesquería de la especie langostino, pero ningún buque congelador tangonero ha sido despachado a zona de pesca, ni siquiera las empresas han iniciado el armado de los barcos.
“Nadie puede obligar a una empresa a seguir perdiendo plata”, sintetizan las compañías, tanto las agrupadas en las diferentes cámaras pesqueras, como las independientes; coinciden en que con las actuales condiciones y estructuras de costos “no habrá temporada”.
“Tenemos un alto costo laboral arriba de los barcos. Hoy la tripulación se lleva casi un 60% de lo que el barco trae, entre salarios, cargas sociales”, resumen las empresas para graficar la dimensión de la problemática que afecta al sector y es la principal razón por la cual toda la flota langostinera congeladora está firme, amarrada a muelle.
A ese elevado componente que tiene el costo laboral en la estructura de armado del barco se le debe sumar los Derechos de Exportación (DEx) y el Derecho Único de Extracción (DUE), que desde enero sufrió un fuerte incremento; lo que se traduce en que la producción del buque hoy resulte negativa.
Por primera vez en décadas, el sector congelador tangonero está unido, tanto patagónicos como marplatenses, agrupados o independientes, aseguran que la crisis es de tal magnitud que hasta tanto haya un sinceramiento de la estructura de costos laborales, los barcos no saldrán a la pesca.
En necesario tener en cuenta que las tripulaciones tienen sueldos dolarizados. Hace veinte años atrás se fijaron parámetros para la liquidación del concepto “producción”, en momentos que el langostino congelado a bordo tenía precios de mercado sensiblemente superiores a los actuales.
“Cuando se hizo el acuerdo de producción, de lo que se cobra por producción; se hizo en 2005 cuando el langostino valía US$ 12 o más, y hoy no llega a los US$ 6”, describen las empresas al comprar la distorsión que ahora afrontan.
En un reciente estudio se dio a conocer que el costo laboral y las cargas sociales representan el 59% del costo del barco; le sigue el 11% de combustible; 6% de reparaciones y repuestos; 6% de estiba; 6% de retenciones, entre otros.

Y, bajo este esquema, el resultado de la ecuación es de rentabilidad negativa del 15,4%. Allí se explica por qué no hay ni un solo buque langostinero congelador está arriba del paralelo 41° a pesar que hace más de una semana que la flota está autorizada a pescar fuera del Área de Veda Permanente de Juveniles de Merluza.
Así las cosas, los gremios, principalmente el SOMU, mantienen una inflexible posición de no negociar los valores de referencia del ítem producción. El gremio de los marineros se encuentra en un año electoral de renovación de autoridades por lo que hay una carrera en mostrar qué sector es más duro y más combativo.
Otro dato: no hay posibilidad de ninguna conciliación obligatoria porque a la fecha no hay ningún conflicto denunciado. Y las presentaciones del SOMU Madryn en la cartera laboral provincial no tendría mayor efecto porque el CCT es nacional y esa paritaria se dirimirá desde el mes próximo ante la autoridad laboral nacional.
“Cada día que no salgo a pescar, es un día que dejo de perder dinero”, resumió un influyente empresario pesquero, cuyo razonamiento avalan el resto de las empresas del sector congelador.
¿Cuánto está perdiendo un marinero sentado en su casa mientras mira por redes sociales como la situación sigue estancada?