Con una inflación mensual desacelerada al 2,4%, el Gobierno está considerando una baja en la tasa de devaluación del peso, conocida como crawling peg, del actual 2% al 1%. Este movimiento, aunque diseñado para moderar aún más la inflación, podría tener efectos secundarios complejos en sectores clave de la economía, como los exportadores y productores, que ya enfrentan márgenes ajustados debido al encarecimiento de los costos en dólares.
El intento de reducir el ritmo de devaluación oficial plantea un delicado equilibrio para el Gobierno. “Cuando el dólar se devalúa al 1% y la inflación es del 2,5%, Argentina se vuelve más cara en dólares, lo que dificulta la competitividad de los productos locales”, advierten especialistas del comercio exterior.
Esta situación, conocida como “atraso cambiario”, ha sido históricamente un factor de vulnerabilidad para la economía argentina, ya que puede derivar en una corrección abrupta devaluatoria.
PÉRDIDA DE COMPETITIVIDAD
La reducción del crawling peg podría intensificar las dificultades de los sectores exportadores. Al disminuir la competitividad de los productos argentinos en los mercados internacionales, las empresas verían mermados sus ingresos, lo que generaría presión sobre el Gobierno para compensar las pérdidas mediante subsidios o asistencia financiera.
El Gobierno considera que una menor tasa de devaluación oficial ayudará a moderar la inflación. Días atrás, el INDEC señaló que la medición interanual de inflación llegó a 166%, mientras que la acumulada fue del 112%. Se trató del menor registro mensual desde julio de 2020, tal como destacó el Ministerio de Economía. En octubre, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) ya había perforado la barrera del 3%, al quedar en 2,7%, con lo que en noviembre el dato estuvo por debajo. Tras la publicación del dato del mes pasado, el ministro de Economía, Luis Caputo, celebró en redes sociales: “Cada vez más cerca de bajar el crawling peg al 1%”.
VORACIDAD FISCAL
Está claro que el Gobierno no prevé tocar el tipo de cambio, con lo cual, los exportadores advierten que la mejora de la competitividad deberá buscarse en la reducción de costos, desde laborales, hasta en los procesos productivos.
Y, otro de los reclamos, es que se levante la presión fiscal a los sectores de la producción y generadores de divisas. En el proyecto de Presupuesto Nacional 2025, que no será tratado en el Congreso, no se preveía ningún cambio significativo en materia de retenciones a las exportaciones, ya que el Gobierno requiere sostener la recaudación para mantener el equilibrio fiscal, pero a costa de mantener la voracidad fiscal a sectores productivos.