Un alto nivel de incertidumbre marca hoy a la industria pesquera en Chubut donde la escalada de conflictividad por la inflexibilidad del Sindicato de la Alimentación dejó a la cadena productiva paralizada. Hace diez días, el gobernador Ignacio Torres reunió al abanico pesquero en Puerto Madryn, tanto del sector privado como a los gremios portuarios, marítimos y de la pesca para pedirles que reanuden la temporada de langostino.
Las partes incluidas las plantas y la flota de Rawson, como todos los gremios asintieron, pero pocos días después el STIA iniciaba medidas de fuerza encubiertas borrando con el codo lo que se habían comprometido ante el Gobernador.
Sorprende la pasividad con la que actúa la Secretaría de Trabajo en la administración de las tensiones laborales en este caso, el sindicato transgredió la conciliación obligatoria que estaba vigente, pero desde el organismo que conduce Nicolás Zárate no se han aplicado apercibimientos ni sanciones hacia la entidad sindical por incumplir los términos lo resuelto en aquella conciliación.
No se ha observado que desde el gobierno hayan aplicado la misma vehemencia que en conflicto de fin de año en el puerto de Rawson, el STIA ha provocado la pérdida de toneladas de pescado en diferentes plantas pesqueras de Rawson y Puerto Madryn, sin que desde el Estado se haya condenado y denunciado al gremio por propiciar este tipo de situaciones que se reiteraron a lo largo de la última semana.
Por otro lado, CAPIP y CAFACH plantean que la temporada se cierre, aunque no es una posición monolítica, ya que al Gobierno también le llegan pedidos de empresas con plantas de procesamiento, armadores de flota amarilla y de la artesanal, que solicitan que se destrabe el conflicto y se prosiga con la pesquería en aguas provinciales.
La Secretaría de Pesca de Chubut mantiene abierta la temporada, ya que no hay impedimento de despacho de buques, lo que sucede es que no salen porque las plantas no están recibiendo la mercadería. La cartera pesquera recibió pedidos de cierre, pero también recibe llamados para que la temporada prosiga y el propio titular del área ha dicho que la premisa del Gobierno es no perder la temporada.
Desde lo biológico, el recurso sigue mostrando signos de sostenibilidad de capturas, ya que se pescó en diciembre y enero volúmenes incluso superiores a la zafra anterior, que había sido récord, por lo que quedarían al menos dos meses para continuar con la flota operando y la cadena productiva funcionando.
La postura de la conducción de la flota amarilla de terminar la temporada no es la posición de todos los armadores ni propietarios de barcos, tampoco lo es en toda la flota artesanal. Es decir, hay sectores que plantean al Gobierno que garantice que el que quiera trabajar pueda hacerlo, y el que no quiera pescar o dejar la planta cerrada también pueda hacerlo. Así de complejo se presenta el escenario en el que cada día perdido representa perdidas para los trabajadores, las empresas y el propio Estado.
