El sector langostinero argentino enfrenta una disyuntiva estratégica que marcará el rumbo de la actividad en los próximos años: pescar más volumen a precios bajos, o limitar la oferta y sostener un mejor valor internacional.
Reflexiones que se imponen en la actual coyuntura, tras el inicio tardío de una temporada producto de la intransigencia del gremio de la marinería, en la que finalmente se firmó un acuerdo que vence a fin de octubre, pero no ha resuelto ninguno de los problemas de fondo.
La suba de precios observada en estos días -que para muchos empresarios apenas compensa los casi 10 meses sin actividad- encendió una alarma: es momento de pensar en un negocio sustentable, no en respuestas de coyuntura; es la apuesta en que coinciden diferentes actores de la industria.
Durante décadas, la ecuación fue simple: maximizar capturas y exportaciones, construir barcos más grandes y aumentar las toneladas. Pero los acontecimientos de 2025 mostraron que más toneladas no siempre significan un mejor negocio.
DOS CAMINOS POSIBLES
De cara a lo que viene será importante qué camino se transita para no repetir los mismos errores y dentro de unos meses estar nuevamente discutiendo lo mismo.
Acá se presentan dos escenarios posibles. Por un lado, pescar 100.000 toneladas a USD 5,50. Ese modelo de máxima actividad con más barcos en el agua, más días de trabajo, mayor volumen exportado. Solo sería viable si se adecuan los costos (laborales, logísticos, financieros y comerciales), ya que este fue justamente el nudo que llevó a mantener la flota parada durante meses. Es decir, vender a USD 5,50 con costos cercanos a USD 6/kg sería volver a la pérdida estructural que disparó el reciente conflicto.
La otra alternativa, que es la que se dará en esta corta temporada, será pescar 40.000 toneladas a precios más altos. Menor esfuerzo extractivo, pero mejor precio internacional. Menos días de pesca, menor desgaste de barcos, menos capital de trabajo y menor presión sobre los mercados.
Estiman que aun con menor volumen, el negocio podría resultar más rentable, siempre que con menor oferta el precio siga subiendo, como está ocurriendo ahora.
LA NUEVA MIRADA EMPRESARIAL
Las circunstancias han terminado reconfigurando el negocio del langostino, la realidad ha sido más fuerte y el 99% de la flota tangonera estuvo amarrada a muelle no por capricho, sino porque las variables hacían imposible sacar los barcos a pérdida.
Así las cosas, cada vez más compañías miran con interés esta segunda opción: pescar menos para ganar más. Sostienen que se reducen gastos en combustible, mantenimiento y reparaciones. Entienden que vender menos toneladas a mejor precio simplifica la operatoria y mejora la previsibilidad. Al tiempo que se libera capital de trabajo, fundamental en un contexto financiero complejo.
Interpretan que este enfoque es más sustentable económicamente, ambientalmente y socialmente, al evitar picos de sobreoferta que deprimen el precio internacional.
EL RIESGO DE NO ADAPTARSE
Si en 2026, que no está muy lejos, se retoma la temporada completa sin ajustar los costos ni ordenar la comercialización, el resultado será el mismo de siempre. Habrá caída de precios por sobreoferta, empresas operando al borde de la pérdida, barcos parados y marineros sin trabajar.
La lección de 2025 es clara: el sector debe llegar reestructurado a 2026, con capacidad de elegir estratégicamente y no repetir los errores del pasado.
EL DILEMA
Con todo, la verdadera decisión no es sólo cuánto pescar, sino cómo organizar el negocio para que cualquiera de los dos modelos sea viable. Con 100.000 toneladas, solo si se adecúan costos. Con 40.000 toneladas, solo si se consolida un esquema comercial colectivo que sostenga precio y estabilidad.
El dilema está planteado: pescar más o pescar menos. Lo que no se puede hacer es seguir igual. Ahora dependerá de la madurez de los actores que componen la industria pesquera argentina anticiparse a los acontecimientos, tomar previsiones y hacer sustentable la actividad a largo plazo.
1 comentario
Tienen que fomentar el consumo del langostino mucha gente no lo conoce y tampoco lo sabe cocinar en su casa