Un total de 25 empresas exportadoras de diverso rubro tienen pendiente de liquidación ante el Banco Central de la República Argentina US$ 1.543 millones. La información trascendió luego de que la Aduana anunciara que el juez federal de Rosario, Carlos Vera Barros, rechazó un pedido de amparo presentado por una empresa exportadora en contra de la suspensión de su inscripción en el registro de exportadores, por no haber liquidado los dólares en los plazos establecidos.

En ese lote de 25 exportadoras de diversas actividades aparecen tres empresas pesqueras: World Quality Fish S.A., constituida en Puerto Madryn, no liquido divisas por US$ 15,9 millones. Pesquera Tolmar S.A., con sede en Mar del Plata, no liquidó divisas por US$ 24,4 millones. Pesquera Mar Chiquita S.A., también con sede en Mar del Plata, no liquidó divisas por US$ 39,3 millones. Además, según pudo saber este medio, se sigue los rastros de operaciones efectuadas por Topo do Mundo Company S.A.

EL MODUS OPERANDI

Una de estas sociedades, sin solvencia económica ni financiera, sin empleados, y constituida hace menos de dos años, exportó 40 contenedores y despertó ‘alertas’ en la Aduana. La operación resultó sospechosa y se retuvieron los contendores durante varios días, hasta que finalmente se los liberó y se realizó el embarque.

La exportadora presentó facturas de compra de la mercadería, en el mercado interno, a diferentes pesqueras de Puerto Madryn y Rawson, para completar 40 contenedores. Esa nómina completa de ‘clientes’ saldría a la luz en los próximos días.

La Dirección General de Aduanas (DGA) siguió de cerca la operación y vencidos los plazos de liquidación de divisas, dispuso la suspensión en el registro de exportadores, porque nunca ingresaron los dólares al país, lo cual debía ser comunicado al Banco Central.

LA RUTA DEL DINERO

Una calificadísima fuente aduanera confirmó a PARTE DE PESCA el inicio de un expediente de investigación que no se circunscribiría a la empresa ‘pantalla’ que concretó la exportación y no liquidó las divisas dejándolas en el exterior, sino también a quienes le proveyeron la mercancía, porque sospechan desde el organismo aduanero que podría ser una maniobra de triangulación para dejar los dólares afuera.

La fuente graficó la operatoria de la siguiente manera. La empresa (A), que tiene permisos de pesca o establecimiento con habilitación de Senasa, le vende en mercado interno a la empresa (B). La empresa (B) logra un anticipo financiero de la empresa (C), radicada en el exterior, a quien finalmente le vende y exporta los contenedores. La empresa (C) paga en dólares la exportación y la empresa (B) no liquida las divisas.

La Aduana sospecha que (B) es una cáscara para exportar y que (A) y (C) son efectivamente el vendedor y comprador. Esto es lo que se intenta determinar.

Constitución de Pesquera Tolmar S.A., investigada por la AFIP-Aduana.

LOS PROTAGONISTAS

Dentro de las 25 empresas dadas a conocer por la Aduana que no liquidaron divisas al BCRA, tres son pesqueras. “Una de estas empresas investigadas es del chino Jaime, y otra es de Carli y Gastón, y están a nombre de otras personas”, precisó la fuente, digna de crédito, que exigió un estricto off.

La situación provocó hasta el resquebrajamiento societario de dos de los protagonistas subterráneos.

Los presuntos “clientes” que les vendieron el pescado a las exportadoras investigadas son empresas reconocidas. Una con moderna planta en Rawson y un barco que muta de color amarillo a rojo dependiendo la temporada. Otras son empresas que forman parte de un grupo influyente del sector pesquero madrynense. Hoy, todos bajo la lupa de los sabuesos de la AFIP-Aduana.

Una de las exportadoras que no liquidó divisas por 15,9 millones de dólares tiene en su composición societaria, como dueña, a una joven que no registra impuestos activos, domiciliada en el barrio San Miguel de Puerto Madryn.

Constitución de World Quality Fish S.A., investigada por la AFIP-Aduana.

BENEFICIARIOS FINALES

La Aduana expuso, en principio, a las 25 empresas que efectivizaron las exportaciones y no liquidaron las divisas, pero también irían por los ‘beneficiarios finales’. El dueño del pescado le vende mercadería en mercado interno a una empresa sin solvencia económica, el cual sería el ‘vehículo exportador’, una estructura ahuecada que oficia de interpósita persona, pero la AFIP ya revisa los movimientos de las estructuras que se habrían beneficiado o haber formado parte del ardid.

La información corrió como reguero de pólvora, en el ambiente pesquero y del comercio exterior, y amenaza en transformarse en un escándalo.

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