El CEO del Grupo Iberconsa de Argentina S.A., Facundo Godoy, advirtió sobre las consecuencias y secuelas que le provocarán a la industria pesquera del langostino este conflicto sectorial con el SOMU que amenaza con hacer fracasar la temporada de pesca de la especie Pleoticus muelleri en aguas nacionales.

El ejecutivo de la compañía, controlada por el fondo estadounidense Platinum Equity, consideró que se debe tener una mirada de largo plazo para entender la magnitud de los efectos nocivos que deja este conflicto y sostuvo que la “actividad langostinera requiere una profunda reestructuración para evitar su colapso”.

Godoy instó a los sindicatos y a todos los actores que conforman la cadena productiva y logística que “si no hay una comprensión de que se necesita una readecuación de los costos” se corre el severo riesgo que “la actividad desaparezca”; y para graficar la gravedad de la situación trazó un paralelismo con la industria automotriz, citando el caso de la irrupción de vehículos chinos a nivel global, que obligó indefectiblemente a las compañías de marcas tradicionales a readecuarse rápidamente para ser competitivos. “Todos debemos comprender que: nos readecuamos o la industria del langostino en Argentina será un recuerdo”, sintetizó con claridad meridiana.

En términos de mercado, el CEO del Grupo Iberconsa de Argentina precisó que como efecto de la dilación del conflicto y los barcos no poder pescar “hubo empresas, con contratos de ventas, cubriéndolo con Vannamei directamente de Ecuador; eso pasó”.

Godoy reveló que ante la imposibilidad de proveer producto al mercado en forma regular “la imagen del langostino argentino se vuelve ‘no confiable’, en términos de suministro, y ese es un impacto enorme. Ahora, las grandes cadenas en Europa están comenzado a planificar el suministro para Navidad. En esa planificación de mediano plazo, ya no tenemos un cupo mínimo que cubrir, si no le garantizamos el producto, las comercializadoras internacionales, directamente, lo reemplazan por Vannamei. No se quedan esperando si salimos a hacer o no la temporada”, precisó a PARTE DE PESCA al describir la vertiginosa dinámica de los competitivos mercados mundiales.

Para las cadenas de suministro que abastecen a los retail y supermercados, no tener previsibilidad de contar con volumen de Pleoticus muelleri, en tiempo y forma, coloca al langostino argentino “como un producto no predecible de un año a otro. Entonces, las cadenas que invierten en publicidad, en puntos de venta específicos, para nichos de consumidores específicos, al no saber si pueden o no contar con el langostino, automáticamente, lo sacan de su cartera y lo van a reemplazar por el Vannamei. Cuando volvamos a pescar y tener stock, el langostino argentino ya no será previsible”, contó sobre los dañinos efectos colaterales que provocará a largo plazo este irresuelto conflicto y sobre los que hoy no se toma dimensión.

Facundo Godoy considera que además de tener una feroz competencia con geométricos volúmenes de gambón de cultivo inundando los mercados, “el langostino argentino se torna impredecible, a nivel comercial, y eso le generará una mancha enorme en los mercados”.

Por eso, “es necesario reflexionar que lo que está en juego es más que una discusión salarial, sino el futuro de la actividad”, enfatizó al dar cuenta de la magnitud de las derivaciones del conflicto de la marinería.

El ejecutivo de Iberconsa de Argentina aportó como reflexión a nivel industrial que “los tiempos en el mundo cambiaron. Todo es de mayor calidad y de menor costo. Sos competitivo o el mundo te pasa por arriba”, dijo al tiempo de ejemplificar con el cambio de paradigma que tuvo la industria automotriz.

“Los autos chinos están inundando los mercados en muchos países, y marcas tradicionales terminaron cerrando agencias completas. No dimensionaron lo que venía, no la vieron venir y los pasó por arriba”, trazó como paralelismo Godoy al advertir sobre la urgente necesidad que tiene la industria pesquera argentina “de readecuar sus costos para ser competitivos, en fiabilidad de suministro de volúmenes y previsibles. Si no la actividad corre riesgo”, volvió a alertar.

De nuevo, al aportar una mirada en perspectiva a largo plazo, planteó: “Si no somos capaces de adecuar toda la estructura de costos completa, ya sean las tripulaciones, como lo han entendido Capitanes y Maquinistas, no así el SOMU. Esta es solo una primera etapa, también lo tienen que entender a nivel fiscal los gobiernos: nacional, provinciales y municipales. Y también la descarga y la cadena logística. Si no readecuamos los costos, la actividad desaparece. Es duro decirlo, pero es la realidad”, añadió el directivo de la compañía. Finalmente, reconoció que ha habido cuota parte de responsabilidad del sector empresario por haber acordado y cedido pautas salariales que hoy son impagables. “Lo de las tripulaciones es solo la primera parte. Después, debemos lograr un acuerdo con cierto nivel de razonabilidad con el STIA; también requerimos acuerdos razonables con la estiba y el transporte. Si todo esto no se resuelve, la cuenta no da para arrancar”, concluyó.

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