“La actividad petrolera pondría en riesgo las principales actividades económicas de las comunidades locales como son las pesquerías artesanales, el turismo, el buceo y el avistaje de fauna marina”, aseveró este lunes la organización ambientalista Greenpeace tras la detención de tres activistas que visibilizaron una protesta en el puerto de Punta Colorada cuando intentaban desplegar un cartel con la leyenda “Mar sin petróleo”.
La ONG alertó sobre el avance de la expansión petrolera en las aguas del Golfo San Matías, por donde se pretende exportar la producción de Vaca Muerta, y que pondría en riesgo los recursos pesqueros de ese caladero.
“Al momento de la detención, los activistas de Greenpeace se encontraban realizando una acción no violenta para alertar sobre los peligros de un puerto petrolero en las aguas del Golfo San Matías, lo que podría generar graves daños en la zona de reproducción y cría de la Ballena Franca Austral”, sostuvo Luisina Vueso, coordinadora de la campaña de océanos de Greenpeace.
La actividad fue presenciada por los tripulantes del barco Witness, en su primera expedición por el Mar Argentino. Entre mayo y junio, la embarcación recorre las costas con investigadores, especialistas, organizaciones aliadas, representantes de las comunidades costeras y personalidades públicas a bordo, para relevar y visibilizar las amenazas de la industria petrolera sobre la fauna, las pesquerías y los ecosistemas marinos.
En septiembre del año pasado, la Ley 3.308 fue modificada por la Legislatura de Río Negro para habilitar la construcción de un puerto petrolero en las aguas del Golfo San Matías. Dicha ley protegía al Golfo de la actividad petrolera, ya que prohibía explícitamente la construcción de oleoductos como también de terminales para la carga y descarga de los buques petroleros.

“Agotaremos las instancias judiciales correspondientes para que el Golfo San Matías no sea vulnerado por la industria petrolera”, agregó Vueso. A su vez, advirtieron sobre el impacto que un puerto petrolero en dichas aguas puede tener sobre la Península Valdés, declarada Patrimonio Natural de la Humanidad. “Las aguas del Golfo San José, ubicado al norte de la Península, dependen del intercambio de aguas con el Golfo San Matías. Es decir que un potencial derrame mayor y la certeza de los microderrames implican impactos permanentes y condenan a las especies y comunidades de la protegida Península Valdés”, advirtió.