El exsubsecretario de Pesca de la Nación, Tomás Gerpe, quien actualmente se desempeña como manager de Illex Pesca SA – Atlantis y consultor externo de Estremar, analizó la situación actual de los mercados internacionales que Argentina tiene como destinos del comercio exterior de la industria pesquera.

A pocos días de la “Seafood Expo Global/Seafood Processing Global” de Barcelona que promete ser un termómetro en cuanto a niveles de demanda y precios de los diferentes productos que se capturan, procesan y exportan desde nuestro país al mundo, hay expectativas de recuperación.

“En cuanto al langostino habrá que ver que nivel de demanda presenta Europa post semana santa, dependiendo el stock que les haya quedado; aún tienen stock de cola de reproceso de la temporada de Rawson”, evaluó.

En la Feria de Barcelona “vamos a tener una aproximación de cómo estarán los mercados en el ‘verano del hemisferio norte’ y acá iremos viendo cómo evoluciona la campaña de langostino de aguas nacionales de congeladores tangoneros y los fresqueros de altura”, dijo sobre lo que acontecerá en los próximos meses.

EE.UU. CON DEMANDA CRECIENTE

Gerpe asistió a la ‘Seafood Expo North America’ de Boston y al analizar puntualmente el mercado de Estados Unidos, consideró que “tiene todavía mucho por dar. Hay cosas por desarrollar allí”, dijo a PARTE DE PESCA al tiempo de contextualizar las variables de la economía argentina. “Hoy observamos un esfuerzo del Gobierno nacional con este tipo de cambio diferencial para las economías regionales, que veremos cómo se termina de implementar y el impacto real que genera en las exportaciones pesqueras, porque sin dudas estamos frente a un atraso cambiario que les quita competitividad a las empresas”, manifestó.

“Desde lo macro, Argentina vive una situación compleja en materia económica, y hay mucho por hacer para aumentar las exportaciones pesqueras al mercado norteamericano. Observo que Estados Unidos tiene una demanda de productos de valor agregado, es decir, debemos apuntar a ofrecerles un producto terminado para llegar a la góndola”, describió sobre la demanda puntual que tiene ese mercado.

No obstante, mencionó que “hoy las empresas argentinas están teniendo algún desarrollo de estos productos, pero es muy difícil incorporar valor agregado con los costos actuales. La situación macro de Argentina no termina de ayudar a los empresarios a desarrollar estos productos acá y terminamos vendiendo bloques a terceros, no porque queramos venderlo así, sino que en otros países tienen otro tipo de ventajas competitiva para reprocesar e incorporarle valor”, graficó sobre los factores internos que le quitan competitividad cuando se quiere desarrollar productos de mayor valor agregado.

BRASIL TIENE POTENCIAL

Gerpe fue consultado sobre su visión respecto al mercado brasileño, cuya importación del langostino argentino estuvo bloqueado durante años, en el marco de una fuerte presión que ejercieron los productores locales de camarón de cultivo.

“Es un mercado con mucho potencial aún, tal vez, no para un volumen tan grande, pero siempre que se abre un espacio que se puede ocupar es interesante. Mientras la inflación está impactando en muchos países, Brasil no la está sufriendo, y Argentina podría colocar 5.000/10.000 toneladas en ese mercado, lo cual ayuda y oxigena”, interpretó

Y en este sentido refirió que “Brasil consume camarón en grandes cantidades y paga buen precio, entonces, hay un lugar ahí para seguir trabajando en materia de comercio exterior”, instó.

COMPETENCIA CON EL VANNAMEI

La especie Pleoticus muelleri tiene características que la hacen distintiva, es un langostino salvaje, de calidad superior y textura firme, y compite directamente con el camarón de cultivo, el Litopenaeus vannamei, un crustáceo de calidad inferior, pero con un precio bastante más bajo.

“Hoy en Vannamei es un producto que el mundo lo conoce y está acostumbrado a consumirlo. Se produce un millón de toneladas por año y eso les permite ocupar espacios importantes de mercado”, analizó Gerpe, al tiempo de mencionar que Argentina “ha logrado una estabilidad en los volúmenes de captura en el orden de las 190 mil o 220 mil toneladas, y con esa cantidad no competís con el otro”, comparó.

CAMBIO EN LOS HÁBITOS DE CONSUMO

Por otro lado, el especialista en desarrollo de proyectos comerciales y nuevos mercados advierte que a lo largo del tiempo se observa un paulatino cambio en los hábitos de consumo, en el tradicional consumidor del langostino salvaje argentino. “Hay una tendencia general a comprar productos más terminados y no tanto producto que tiene que procesar previamente para consumirlo”, señaló.

Estos cambios de patrones de consumo obligan a las empresas a diseñar estrategias comerciales de salir al mundo a ver qué demanda el cliente. “Argentina se ha caracterizado por ser tomador de demanda, pero no ser generador de oferta, y esto obedece a falencias comerciales, que en los últimos años se han ido corrigiendo, en base a que uno debe atender los requerimientos de los mercados. Otros países con mayor experiencia han hecho desarrollos comerciales que les permite llevar oferta en función de lo que la demanda le ha dicho, y hoy hay un esfuerzo de las empresas argentinas de ir por ese camino”, concluyó.

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