La aprobación del “Tratado de los Océanos” de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la octava conferencia Our Ocean, abrió expectativas en torno al impacto que esto tendrá en América Latina y puntualmente en Argentina. Los especialistas admiten que no tendrá una repercusión práctica inmediata, sino que se trata de un primer paso para la regulación de las flotas pesqueras que operan sobre recursos transzonales, como el caso de Illex argentinus.
Ecologistas, científicos y defensores ambientales de todo el mundo coincidieron en que el acuerdo es un enorme paso para preservar la vida marina con “santuarios oceánicos” y adaptar “la gobernanza” de la altamar al siglo XXI.
Demostrado está que la operación sin control ni regulación de la flota que opera en la milla 201 tiene efectos nocivos sobre el ecosistema, pero lograr revertir la operatoria de los poteros chinos al borde de la Zona Económica Exclusiva Argentina no será en el corto plazo, admiten los analistas.
Organizaciones marinas, ecologistas y de defensa ambiental de todo el mundo, agrupadas en la Alianza de Alta Mar, calificaron de “histórico” el tratado de la ONU para proteger la altamar, esas aguas más allá de las nacionales que son el mayor hábitat del planeta, y de esa manera abrir el camino para proteger al menos al 30% del océano.
El Tratado establece requisitos “modernos para evaluar y gestionar las actividades humanas que afectan a la vida marina en altamar”, además de garantizar transparencia para mejorar la gestión de sectores como la pesca, el transporte marítimo y otras actividades que deterioraron la salud de los océanos.
El acuerdo “cierra brechas en el derecho internacional” y ofrece un marco para que los gobiernos trabajen “juntos” para proteger la salud global de los océanos, y fortalecer la resiliencia climática y el bienestar socioeconómico y la seguridad alimentaria de miles de millones de personas. Proteger los océanos frente a la crisis global. Ese objetivo, según los científicos, “es crucial” para mantener la salud de los océanos frente al calentamiento global y frente a la acidificación de los océanos y otros impactos de la crisis climática.