El “único” buque congelador tangonero que salió a la pesca de langostino desde que se habilitó aguas nacionales fuera del Área de Veda Permanente de Juveniles de Merluza tendría varias mareas sin abonar a sus marineros y oficiales. El BP Mar Sur de la empresa Pescargen se encuentra en el Sitio 4 del muelle Almirante Storni descargando el langostino pescando en su séptima marea.
Hay malestar en la tripulación del barco langostinero porque solamente habrían cobrado las primeras mareas y les piden paciencia que más adelante les abonarán las restantes, según trascendió, pero no alcanza para aplacar el sinsabor que genera a los marineros no cobrar por el trabajo ya realizado.
En tanto, la compañía tendría también dificultades para la comercialización del marisco a los valores pretendidos. La posición de ser la única empresa con stock de langostino salvaje austral recién pescado no le reportaría una mejora en el precio, ya que los mercados internacionales no están ofreciendo más que USD 5,50 para el langostino entero congelado a bordo, y el costo de producción supera en un dólar el valor de venta.
‘Los mercados tienen una sobreoferta de camarón de cultivo, y no hay ningún cliente desesperado por comprar langostino argentino’, aseveran con preocupación los comerciales de diferentes compañías consultadas.
Las dificultades de comercialización que se traduce y repercute en dificultades para pagar los salarios de las mareas ya realizadas, por el único congelador que salió, terminaría por evidenciar y confirmar que el negocio, tal como está, tiene niveles de rentabilidad negativa.
No es casual que haya un total de 113 buques congeladores tangoneros amarrados en los diferentes puertos del país, sin salir a pescar, ni tan siquiera ofrecerlos para llevar a cabo una prospección. Otro dato, Pescargen tampoco se inscribió en la segunda convocatoria a la prospección realizada por el Consejo Federal Pesquero a pedido del SOMU.
Con todo, resulta llamativo el silencio del sindicato de marineros que no salga a reclamar el pago de las mareas adeudadas a los tripulantes del Mar Sur. La realidad es inocultable y confirma aquella máxima del refranero popular: “Una golondrina no hace primavera”.