La dieta mediterránea se encuentra en horas bajas. Al menos, a juzgar por la evolución del consumo de pescados y mariscos, uno de sus ingredientes fundamentales.
Un reciente informe de ‘Food Retail & Service’ señala que, a causa de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo, el pescado ha perdido terreno frente a la carne en los hogares españoles, que prefieren a esta última como fuente de proteína barata y asequible.
El consumo per cápita de pescado ha caído hasta los 216,86 kilogramos al año, el 3,7% menos que en 2023 y un 12,3% menos que antes de la pandemia de Covid-19.
Esa caída del 3,70% de consumo de productos de mar se traduce en un -5,50% en pescados frescos; en un -5,40% en pescado congelado; y en un -4,80% en mariscos, moluscos y crustáceos.

PRINCIPAL DESTINO EXPORTABLE DE ARGENTINA
Una tendencia que genera preocupación en la industria pesquera de Argentina, teniendo en cuenta que España es el principal destino de las exportaciones pesqueras del país, así lo refleja la estadística de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Economía de la Nación.
En el informe de exportaciones 2024 revela que España fue el principal destino de comercializaciones al exterior de pescados y mariscos de Argentina con 90.698 toneladas por un total de 435,6 millones de dólares, representando España el 21,7% de la participación porcentual en valor exportable.

EFECTOS DE LA INFLACIÓN
‘Food Retail & Service’ explica que mientras cae el consumo de pescado en España, el consumo per cápita de carne se ha recuperado un 1,1% en el último año hasta los 45,2 kilogramos al año, si bien todavía se encuentra un 8% por debajo de los niveles de 2019.
En gran parte, la disparidad entre ambas categorías se explica porque el pescado ha sufrido una inflación más acusada: del 4,9%, frente al 1,3% de la carne.
“Especies populares como la merluza o el bacalao han visto caer su volumen de compra, mientras que las conservas de pescado y marisco han resistido mejor”, precisa Xavi Cros, CEO de Across The Shopper. En el caso de la carne, pollo (+5,3% en volumen) y cerdo (+3,2%) resisten mejor que otras como la carne de conejo (-7,3%) y de oveja o cabra (-8,6%).
CAMBIOS DE HÁBITOS DE CONSUMO
El perfil que tira del consumo de carne y pescado -sobre todo, fresco y conservas- son los mayores, que “superan ampliamente la media nacional”, sostiene un informe de Algori.
“Les siguen las parejas adultas sin hijos, que también consumen más carne y pescado que la media. En cambio, hogares con hijos pequeños y personas jóvenes apenas compran estas referencias”, precisa el estudio al dar cuenta de una tendencia que cada vez se hace más pronunciada al verificarse el cambio en los patrones de hábitos de consumo.
Respecto a los canales de compra, el pescado se obtiene mayoritariamente en el Supermercado (52%), pero la tienda tradicional conserva un papel relevante con el 21% de cuota, sobre todo en pescado fresco gracias a la “especialización y la cercanía”, concluye.