La Cámara Pesquera Argentina – Armadores Langostineros Federales Argentinos (CAPEAR-ALFA) cuestionó los alcances de una reciente sentencia judicial que determina la cantidad de tripulantes que debe contar un barco fresquero de altura.

Desde la entidad marplatense rechazan que la medida tenga fundamentos en cuanto a la seguridad de la navegación y calificaron al fallo como “despropósito técnico y un retroceso institucional”, al tiempo que plantean al Gobierno nacional desregular este tipo de situaciones en función de los parámetros que se toman a nivel mundial en la materia.

“La dotación de un buque no puede definirse por decreto ni por convenios genéricos”, interpretan desde CAPEAR ALFA. “Reafirmamos nuestro compromiso con una pesca responsable, segura y competitiva. En este marco, expresamos nuestra profunda preocupación ante la imposición establecida por la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata al respecto de las dotaciones mínimas fijas para buques pesqueros, como se ha pretendido establecer en el caso del buque Marlene del Carmen”, indicaron sobre el antecedente que estableció el tribunal.

La cámara pesquera analiza que en las principales naciones pesqueras del mundo -desde Noruega hasta Nueva Zelanda- la cantidad de tripulantes la determinan los profesionales a bordo, en función de tres variables claves:

  • Tipo de arte de pesca.
  • Nivel de automatización y tecnología del buque.
  • Volumen y duración de la marea de pesca.

“Pretender fijar un número único, sin atender a estas tres variantes, es un despropósito técnico y un retroceso institucional, que desconoce la inversión tecnológica y el esfuerzo de modernización de cada armador, afectando la eficiencia, la sustentabilidad y la competitividad internacional de la flota, ya que reduce sus oportunidades en los mercados internacionales al elevar los costos”, puntualizaron desde Capear ALFA a al hacer público el posicionamiento en rechazo a la medida.

En tal sentido, fundamentan que en el caso del barco fresquero de altura Marlene del Carmen, “es un buque moderno, con sistemas automatizados y procesos optimizados, la dotación de nueve tripulantes ha demostrado ser suficiente, segura y eficaz”.

“Así lo avalaron las autoridades marítimas competentes, y así lo ratifican los resultados de sus mareas de pesca hasta la fecha. Imponer una décima plaza, sin justificación ni técnica ni operativa, no mejora la seguridad ni la calidad del trabajo a bordo, sólo encarece artificialmente los costos, distorsiona el mercado laboral y genera conflictos innecesarios”, critican sobre la cuestión de fondo.

Y agregan: “La seguridad no se mide en cantidad, sino en idoneidad, formación y organización del trabajo”. Desde CAPEAR ALFA “defendemos el principio de que las decisiones técnicas deben quedar en manos de quienes conocen el oficio: los capitanes, los jefes de máquinas, los armadores y las tripulaciones”, puntualizan al indicar que “ellos son los verdaderos garantes de la seguridad y la eficiencia a bordo”.

Finalmente, consideran que deben actualizarse las normativas. “Llamamos a las autoridades judiciales, gremiales y administrativas a revisar este enfoque con racionalidad, diálogo y visión de futuro. La pesca argentina necesita reglas claras, modernas y adaptadas a la realidad de cada buque, no imposiciones rígidas que ignoren la diversidad del sector”, exponen al anticipar que “seguiremos trabajando por una industria pesquera libre, profesional, responsable y sustentable, donde prime el criterio técnico por sobre la imposición burocrática”, concluyeron.

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